La
Escuela Eleática (500 a.c.) (3)
v Parménides
(Floreció 504) coloca el ser en contra del devenir: los dos términos son
opuestos e incompatibles. La sensibilidad nos presenta el devenir, pero la
razón nos enseña el ser: inmutable, porque el cambio sería el pasaje del ser al
no-ser y viceversa; y único, porque fuera del ser no podría darse sino el
no-ser, inconcebible e inadmisible. Es necesario atenerse a la verdad de la
razón y rechazar la opinión ilusoria, negando la multiplicidad y el devenir,
inconciliables con la unidad y permanencia del ser. Zenón, es el máximo
exponente de esta escuela.
Pluralismo
Empédocles (490-430):
Establece una pluralidad originaria limitada, y crea la teoría de los 4
elementos (tierra, agua, aire y fuego), movidos por dos fuerzas contrarias, el
amor que une y el odio que separa: de la lucha de estos nace la alternación
cíclica de las formaciones y destrucciones del mundo a través de las fases de
conjunción y separación de los elementos. A la teoría naturalista, Empédocles
asocia un misticismo órfico-pitagórico con la creencia en la transmigración de
las almas.
Anaxágoras (500-428): Existen
tantas sustancias primordiales como son las cualidades diversas de las cosas
que podemos distinguir: de las cuales cada una de ellas obtiene su carácter por
el predominio de aquella determinada sustancia particular, pero contiene también
partículas similares, infinitesimales (homeomerías invisibles o semillas) de
todas las sustancias más diversas: de ahí que un mismo alimento puede nutrir
los diversos tejidos y órganos del ser viviente. Esta mezcla permanente es un
residuo de la perfecta mezcla originaria de las sustancias (semejante al caos
del mito) de la cual se ha derivado la separación y distinción de los seres por
el movimiento impreso por una fuerza divina, el Intelecto, que ha dado
así origen a la formación del mundo.
Los Atomistas: (Leucipo
420 y Demócrito 460-370). Suponen una dualidad cualitativa: el ser y el
no-ser o sea, LO LLENO Y LO
VACÍO; en estas dos establecen la
infinita pluralidad, en cuanto no constituyen dos masas compactas opuestas,
sino una dimensión de infinitos elementos sólidos indivisibles o
átomos en la infinitud del espacio. Los átomos no son, cualitativamente
diversos entre sí, sino sólo cuantitativamente, es decir, por magnitud y peso,
forma y posición. De semejantes diferencias y de la variedad de los
agrupamientos y de la distribución del vacío entre los átomos derivan las
diversidades de las cosas. Los agrupamientos nacen a consecuencia de los
choques entre los átomos, movidos en el vacío por un movimiento originario
espontáneo (como el del polvillo en el aire) por los choques nacen los torbellinos
y de estos los mundos, en número infinito en la infinitud del espacio. De esta
manera, el concepto de la infinitud del universo está afirmado netamente por
los atomistas, que dan desarrollo sistemático a la misma teoría, ya afirmada
por Anaximandro y por la mayor parte de los naturalistas presocráticos. En cambio,
en los sistemas variados del socratismo, con Platón y Aristóteles, prevalece
después el concepto opuesto de la limitación del universo, que la autoridad de
Aristóteles hace aceptar al pensamiento medieval.