martes, 9 de abril de 2013


La Escuela Eleática (500 a.c.) (3)
v  Parménides (Floreció 504) coloca el ser en contra del devenir: los dos términos son opuestos e incompatibles. La sensibilidad nos presenta el devenir, pero la razón nos enseña el ser: inmutable, porque el cambio sería el pasaje del ser al no-ser y viceversa; y único, porque fuera del ser no podría darse sino el no-ser, inconcebible e inadmisible. Es necesario atenerse a la verdad de la razón y rechazar la opinión ilusoria, negando la multiplicidad y el devenir, inconciliables con la unidad y permanencia del ser. Zenón, es el máximo exponente de esta escuela.
Pluralismo

Empédocles (490-430): Establece una pluralidad originaria limitada, y crea la teoría de los 4 elementos (tierra, agua, aire y fuego), movidos por dos fuerzas contrarias, el amor que une y el odio que separa: de la lucha de estos nace la alternación cíclica de las formaciones y destrucciones del mundo a través de las fases de conjunción y separación de los elementos. A la teoría naturalista, Empédocles asocia un misticismo órfico-pitagórico con la creencia en la transmigración de las almas.
Anaxágoras (500-428): Existen tantas sustancias primordiales como son las cualidades diversas de las cosas que podemos distinguir: de las cuales cada una de ellas obtiene su carácter por el predominio de aquella determinada sustancia particular, pero contiene también partículas similares, infinitesimales (homeomerías invisibles o semillas) de todas las sustancias más diversas: de ahí que un mismo alimento puede nutrir los diversos tejidos y órganos del ser viviente. Esta mezcla permanente es un residuo de la perfecta mezcla originaria de las sustancias (semejante al caos del mito) de la cual se ha derivado la separación y distinción de los seres por el movimiento impreso por una fuerza divina, el Intelecto, que ha dado así origen a la formación del mundo.
Los Atomistas: (Leucipo 420 y Demócrito 460-370). Suponen una dualidad cualitativa: el ser y el no-ser o sea, LO LLENO Y LO VACÍO;  en estas dos establecen la infinita pluralidad, en cuanto no constituyen dos masas compactas opuestas, sino una dimensión de infinitos elementos sólidos indivisibles o átomos en la infinitud del espacio. Los átomos no son, cualitativamente diversos entre sí, sino sólo cuantitativamente, es decir, por magnitud y peso, forma y posición. De semejantes diferencias y de la variedad de los agrupamientos y de la distribución del vacío entre los átomos derivan las diversidades de las cosas. Los agrupamientos nacen a consecuencia de los choques entre los átomos, movidos en el vacío por un movimiento originario espontáneo (como el del polvillo en el aire) por los choques nacen los torbellinos y de estos los mundos, en número infinito en la infinitud del espacio. De esta manera, el concepto de la infinitud del universo está afirmado netamente por los atomistas, que dan desarrollo sistemático a la misma teoría, ya afirmada por Anaximandro y por la mayor parte de los naturalistas presocráticos. En cambio, en los sistemas variados del socratismo, con Platón y Aristóteles, prevalece después el concepto opuesto de la limitación del universo, que la autoridad de Aristóteles hace aceptar al pensamiento medieval.

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