Estas concepciones de
leyes no escritas y eternas (naturaleza) opuestas a las leyes escritas y
mudables (convención), se vincula en algunos sofistas con una concepción severa
de la vida, en la cual el bien y la virtud están identificados con el trabajo y
la conquista fatigosa, opuesta a los atractivos del vicio y la molicie; y en
estos conceptos, los sofistas Antifonte y Pródicos (flor. 430) no están
alejados de la elevación moral de la que se convierte en maestro Sócrates.
SÓCRATES: LA IGNORANCIA Y EL EXAMEN.
Se opone a los sofistas por su concepto de la enseñanza como misión (que le deriva de una inspiración religiosa, por la cual
hasta afronta la muerte), por su método y por las teorías sobre el conocimiento y la moral.
En contra de la
pretendida sabiduría de los sofistas, él proclama la necesidad de conocerse a sí mismo, de adquirir conciencia de los
límites y de la consistencia verdadera del propio saber: su sabiduría no está en el saber más cosas que los otros,
sino en el saber del no saber, mientras que los otros creen saber lo que no saben.
Esta conciencia de la propia ignorancia – o sea de los
problemas subyacentes irresueltos bajo la ilusión de poseer la solución – él
quiere comunicarla a los
demás para purificar sus almas del error, fuente de toda culpa.
Por eso su enseñanza es un
continuo examen de sus interlocutores, perseguidos con
preguntas por él que, fingiendo querer aprender de ellos, se convierte
verdaderamente en su maestro.
REFUTACIÓN Y MAYÉUTICA:
Su método de investigación:
La ironía socrática tiene dos aspectos:
ü Negativo o crítico: la refutación de los errores y de la presunción de saber
de los demás a quienes hace sentir el vacío de la pretendida ciencia vulgar y
sofística, y así purifica el
intelecto ü Positivo o constructivo:
la mayéutica o sea el arte
(que dice haber aprendido de su madre, partera) de llevar la mente de sus interlocutores a dar a luz las ideas que
subyacen en el fondo de la razón
humana sin que ella se dé cuenta: las interrogaciones sagaces de
Sócrates, por las sugestiones que ofrecen, las llevan a la luz, con sorpresa
por parte de quien es conducido a expresarlas por medio de ellas.
Ciencia
de los conceptos y virtud:
En esta purificación espiritual lo que interesa es el problema ético. Objeto de la investigación de
Sócrates, son las cuestiones morales: trata de establecer la
esencia universal y permanente, pensando que no es posible poseer ciencia de lo mudable, sino sólo
opinión falaz.
Con la inducción, Sócrates trata siempre de obtener de los ejemplos particulares el concepto
universal, en el cual se hallen comprendidos todos los casos particulares, y quiere determinarlo por medio de la definición.
El valor de esta ciencia de los conceptos está – para Sócrates- en el hecho de
que la virtud se identifica con la
ciencia. Aquél que se ha formado el hábito de conocer y evaluar el bien y el mal,
en cada caso busca el primero y
huye del segundo: nadie peca voluntariamente, toda culpa proviene de ignorancia, o sea, no
es sino error.
Y por ello la educación debe tender a iluminar las mentes
purificándolas de los errores, porque cuando los
hombres se han hecho conscientes, también se han convertido en virtuosos.
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