domingo, 25 de mayo de 2014

PLATÓN: DESDE EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO AL IDEALISMO.

Antes de entrar en relación con Sócrates, fue discípulo de Crátilo, secuaz y exagerador de Heráclito, a cuya afirmación: no podemos entrar dos veces en el mismo río, porque nosotros cambiamos constantemente y las aguas también, sustituía: ni aún una sola vez podemos entrar en él, tan rápido y continuo es el cambio. Por ello, negaba que las palabras siempre iguales sirviesen para expresar las cosas en su inestabilidad; sino únicamente los signos instantáneos, siempre diversos: y de esta manera venía a poner en evidencia que los fenómenos siempre mudables y de las sensaciones que los aprehenden no puede nacer conocimiento estable y válido.
Ésta era justamente la crítica dirigida por Sócrates contra Protágoras; pero Sócrates no se detenía como Crátilo en la conclusión negativa; y a la incapacidad de las sensaciones para darnos algo más que las opiniones mudables, privadas de un criterio de verdad, oponía la capacidad de los conceptos para darnos una ciencia firme y segura de las esencias universales.

Platón deduce de esta teoría del conocimiento su teoría del ser: aquello que corresponde a la falaz opinión sensible es apariencia ilusoria (fenómenos), y verdadera realidad es lo que corresponde al conocimiento verdadero, o sea las esencias o tipos universales o ideas. Este es el IDEALISMO PLATÓNICO, que convierte la antítesis entre los fenómenos y sustancias (o sea entre datos de la sensibilidad y exigencias del intelecto), sobre la cual, desde Tales en adelante, giraba toda la metafísica griega en dualismo o separación de dos mundos: las ideas constituyen el mundo eterno de la realidad, mundo de las sustancias, separado del mundo de las cosas; y nosotros debemos tratar de llegar hasta él, como trataba Sócrates, por medio de la inducción y la definición, para lograr el verdadero conocimiento.La Reminiscencia: ¿Cómo es posible esta investigación? No se busca lo que se sabe; pero lo que se ignora ¿Cómo se puede buscarlo y reconocerlo en el caso en que se encuentre? Platón responde con la teoría de la reminiscencia: el alma puede buscar y encontrar las ideas porque las ha contemplado en el mundo de la verdad eterna antes de entrar en el cuerpo, pero indeleble, la huella de aquella contemplación originaria; el aprender es un recordar o recuperar aquello que permanece oscurecido en el alma.
Así, el método socrático de la mayeútica se transforma en Platón en una teoría del conocimiento que implica en sí una teoría del ser: hay un mundo espiritual eterno (ideas y alma) por encima del mundo material. Son mundos opuestos; pero son las cosas sensibles las que despiertan en nosotros el recuerdo de las ideas porque son como sombras de ellas, sombras más allá de las cuales no sabe ir quien permanece prisionero de la percepción sensible, encerrado en el cuerpo como en una oscura caverna, pero detrás de las cuales el filósofo ve la realidad y la luz del mundo ideal.

Las ideas y las cosas: Imitación y Participación:
Las ideas son los tipos eternos sobre cuyo modelo el creador (Demiurgo) ha formado las cosas: tipos sobre los cuales Platón nos deja en la incertidumbre sobre si debemos entenderlos como pensamientos de la mente divina o entes que existen fuera de ella, pero de los cuales declara que las cosas son imitaciones, como lo decían los pitagóricos de los números.
También habla de participación de las cosas en las ideas o de presencia de éstas en las cosas, pero advirtiendo el peligro de que esto pueda entenderse en el sentido casi material, como un intercambio y pasaje entre dos mundos separados, con un continuo dividirse en partes e introducirse temporal de las ideas en las cosas, que habría sido contrario a la unidad y permanencia de ellas en el mundo trascendente, explica que, la participación no es sino imitación, y la presencia no es sino semejanza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario