domingo, 25 de mayo de 2014

Pero los problemas más humanos, aunque apareciendo meditados por los Siete Sabios y por los poetas gnómicos - que enseñan el principio de la limitación humana y la exigencia de la medida y una visión pesimista de la vida – permanecen en segunda línea en las doctrinas de los filósofos, hasta que en el siglo V nuevos factores históricos intervienen para convertirlos en preponderantes.
DEL NATURALISMO AL HUMANISMO: LOS SOFISTAS.
Debido al desarrollo del tráfico y de las colonias, y, al ponerse  los griegos en contacto con ideas y costumbres muy diversas, hay un impulso hacia la confrontación y se les plantea el problema del valor y de los fundamentos de las creencias y de las leyes. A mediados del siglo V, estos problemas se desarrollan y llegan a ocupar el centro de las discusiones filosóficas.
Como consecuencia de las guerras persas que, habían llamado a participar en el sangriento esfuerzo a clases más vastas, excluidas anteriormente del gobierno del Estado, se tiene en Atenas una acentuación de constitución democrática que confiere creciente vigor a los intereses y a los problemas prácticos.
En las asambleas y en los tribunales, órganos esenciales de la vida pública, las discusiones jurídicas y morales adquieren tanta importancia que, los que quieren sobresalir sienten que necesitan de una preparación y conquista de habilidad: necesidad de maestros de cultura que, la nueva condición histórica hace surgir y ejercer un papel necesario a la sociedad, ello es, la  preparación de la clase política y dirigente.

Así se produce la aparición de los SOFISTAS maestros vagabundos de los jóvenes burgueses que les pagan, la enseñanza y de aquí también el carácter humano y político de los problemas agitados por ellos con preferencia. Del naturalismo se pasa al humanismo.

RELATIVISMO Y ESCEPTICISMO: Protágoras y Gorgias.
El mayor de los sofistas, PROTÁGORAS (480-410), enseña la relatividad del conocimiento: el hombre es la medida de todas las cosas; para cada uno es verdadero aquello que le aparece a él, y de acuerdo a sus mudables condiciones, por lo cual no existe un criterio absoluto de verdad, para distinguir lo verdadero de lo falso, sino que solamente puede haber un criterio relativo de utilidad.Existe un número igual de opiniones como de hombres que existen, y cuando estas opiniones se refieren a las normas de su conducta civil, la opinión que prevalece, o sea la de la mayoría, se convierte en opinión de la ciudad, es decir la ley, la cual es pues, una simple convención, variable según los lugares, las épocas y los intereses.
Gorgias: (484-375), sostiene la exclusión de cualquier criterio absoluto, con las tres tesis de su libro Sobre la naturaleza o sea el no-ser: Nada existe, y aún en el caso de que algo existiese, sería incognoscible; y aunque algo fuese cognoscible, el conocimiento sería incomunicable. 

Naturaleza contra convención: Cálicles, Hipias, Antifonte, Pródicos:
En contra de las tendencias escépticas, otros sofistas afirman la existencia de un criterio absoluto, jurídico y moral, con el concepto de una ley natural, constante, opuesto al concepto de Protágoras,  de que la ley es convención variable. Para algunos esta ley de la naturaleza es el derecho del más fuerte (que es la clase dominante para Trasímaco, y es el superhombre audaz y tirano, para Cálicles), para otros (Hipias y Antifonte) es principio de igualdad y fraternidad humanas por encima de las diferencias de naciones y de clases.

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