Pero los problemas más
humanos, aunque apareciendo meditados por los Siete Sabios y por los poetas
gnómicos - que enseñan el principio de la limitación humana y la exigencia de
la medida y una visión pesimista de la vida – permanecen en segunda línea en
las doctrinas de los filósofos, hasta que en el siglo V nuevos factores históricos
intervienen para convertirlos en preponderantes.
DEL NATURALISMO AL HUMANISMO: LOS
SOFISTAS.
Debido al desarrollo
del tráfico y de las colonias, y, al ponerse
los griegos en contacto con ideas y costumbres muy diversas, hay un
impulso hacia la confrontación y se les plantea el problema del valor y de los
fundamentos de las creencias y de las leyes. A mediados del siglo V, estos
problemas se desarrollan y llegan a ocupar el centro de las discusiones
filosóficas.
Como consecuencia de
las guerras persas que, habían llamado a participar en el sangriento esfuerzo a
clases más vastas, excluidas anteriormente del gobierno del Estado, se tiene en
Atenas una acentuación de constitución democrática que confiere creciente vigor
a los intereses y a los problemas prácticos.
En las asambleas y en
los tribunales, órganos esenciales de la vida pública, las discusiones
jurídicas y morales adquieren tanta importancia que, los que quieren sobresalir
sienten que necesitan de una preparación y conquista de habilidad: necesidad de
maestros de cultura que, la nueva condición histórica hace surgir y ejercer un
papel necesario a la sociedad, ello es, la
preparación de la clase política y dirigente.
Así se produce la
aparición de los SOFISTAS maestros vagabundos de los jóvenes burgueses que les
pagan, la enseñanza y de aquí también el carácter humano y político de los
problemas agitados por ellos con preferencia. Del naturalismo se pasa al
humanismo.
RELATIVISMO
Y ESCEPTICISMO: Protágoras y Gorgias.
El mayor de los
sofistas, PROTÁGORAS (480-410), enseña la relatividad del
conocimiento: el hombre es la medida de todas las cosas; para
cada uno es verdadero aquello que le aparece a él, y de acuerdo a sus mudables
condiciones, por lo cual no existe un criterio absoluto de verdad, para
distinguir lo verdadero de lo falso, sino que solamente puede haber un criterio relativo de utilidad. Existe un número igual
de opiniones como de hombres que existen, y cuando estas opiniones se refieren
a las normas de su conducta civil, la opinión que prevalece, o sea la de la
mayoría, se convierte en opinión de la ciudad, es decir la ley, la cual es
pues, una simple convención, variable según los lugares, las épocas y los
intereses.
Gorgias:
(484-375),
sostiene la exclusión de
cualquier criterio absoluto, con las tres tesis de su libro Sobre
la naturaleza o sea el no-ser: Nada existe, y aún en el caso de que
algo existiese, sería incognoscible; y aunque algo fuese cognoscible, el
conocimiento sería incomunicable.
Naturaleza
contra convención: Cálicles, Hipias, Antifonte, Pródicos:
En contra de las
tendencias escépticas, otros sofistas afirman la existencia de un criterio
absoluto, jurídico y moral, con el concepto de una ley natural, constante,
opuesto al concepto de Protágoras, de
que la ley es convención variable. Para algunos esta ley de la naturaleza es el
derecho del más fuerte (que es la clase dominante para Trasímaco, y es el
superhombre audaz y tirano, para Cálicles), para otros (Hipias y Antifonte) es
principio de igualdad y fraternidad humanas por encima de las diferencias de
naciones y de clases.
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